Este extracto sobre el amor como el cumplimiento de la ley es de una conferencia Acelera la calidad de tu corazón impartida por Elizabeth Clare Prophet en el seminario del Día de san Valentín de 1999, publicada en las Perlas de Sabiduría®, vol. 42 no. 7.
Quiero recordarles que en 1987 el Poderoso Víctory nos dijo: «Recibidme en vuestro corazón. Para que yo, Víctory, condense mi Presencia Electrónica a una altura muy pequeña para que pueda permanecer con vosotros con el ímpetu en equilibrio de vuestra llama trina. Solo llamadme y decid: «El ímpetu de Víctory es mío este día con el poder, la sabiduría y el amor en equilibrio».
Así que sugiero que aceptemos la promesa del Poderoso Víctory y utilicemos ese mantra mientras trabajamos para equilibrar nuestra llama trina. Digámoslo ahora con entusiasmo, tres veces, juntos:
¡El ímpetu de Victory es mío este día con el poder, sabiduría y el amor en equilibrio!
¡El ímpetu de Victory es mío este día con el poder, sabiduría y el amor en equilibrio!
¡El ímpetu de Victory es mío este día con el poder, sabiduría y el amor en equilibrio!
Les digo que no hay nada más poderoso que una llama trina equilibrada que brota de la fuente blanca de la Madre Divina. Lo que deben recordar es que cuando las llamas del amor, sabiduría y poder se equilibran dentro de ustedes, no solo tienen el poder de las tres llamas, sino que también tienen el poder exponencial del tres veces tres, que es nueve… y el poder del nueve es nada menos que invencible. Entonces, como dijo el Maha Chohán, todo se reduce a esto: «Sin amor en la manifestación del tres veces tres…no cumpliréis vuestra misión».
El apóstol Pablo escribió: «No le debáis nada a nadie, sino amaros los unos a los otros: porque el que ama al otro, ha cumplido la ley… Por lo tanto, el amor es el cumplimiento de la ley».
El amor es ciertamente el cumplimiento de la ley. Si no hacemos todo lo que realizamos con amor, nuestras acciones no tienen ningún significado. No tienen ninguna promesa. No tienen propiedades curativas. No tienen alegría. Porque el amor es el gran sanador, y pueden ser grandes sanadores cuando tienen un gran amor.
Cuando abren su corazón, Dios puede entrar al igual como las huestes del Señor. Y a través de ustedes, ellos pueden sanar a muchas, a muchas personas.
La flecha del amor
Esto no es solo un lugar común. Es una iniciación. Los grandes místicos de todos los tiempos hablan de esta iniciación en términos de la flecha del amor. Kahlil Gibran escribió: “Cuando el amor te llama, síguelo, aunque sus caminos sean duros y empinados. Y cuando sus alas te envuelvan, ríndete a él, aunque la espada escondida entre sus piñones pueda herirte.
Cuando la flecha de Cupido venga a ustedes, ¿qué hacen? Cuando El Morya o Madre María, Buda Gautama o Kuan Yin llaman a la puerta de su corazón, ¿qué hacen? Cuando –en la apariencia de un amigo meticuloso o un niño que se queja o un padre enfermo– uno de los Maestros llega a tocar la puerta de su corazón, ¿qué hacen?
¿Miran a través de la mirilla antes de decidir si van a abrir la puerta o no? Dicen: «Ahora no, estoy ocupado. No estoy listo. Tengo demasiadas cosas que hacer. ¿Ya han tocado la puerta de al lado?” ¿O abren las puertas y se dejan herir por las flechas del amor?
Solo cuando abren esas puertas tienen la oportunidad de encontrar lo que realmente están buscando en la vida y, cuando abren de inmediato, tienen una cita de amor con lo divino.