llama de Tu Ser Divino

Esta publicación es un extracto de la Perla de Sabiduría de 1976, vol. 19 nº 28, del dictado de Saint Germain, del 8 diciembre de 1963. El decreto 7.26 La Llama de la Libertad habla se tomó de este memorable dictado.

Vosotros debéis reconocer que las personas deben decidir por sí mismas ser los elegidos de Dios. Nosotros no podemos hacerlo por vosotros. Incluso Dios, vuestro Padre, no puede hacerlo por vosotros, porque Él ya lo ha hecho por vosotros. Él ha creado el diseño divino maestro según el cual vosotros fuisteis creados. Y cuya responsabilidad, os pregunto, ¿es para la manifestación de qué? ¿Quién es el maestro artesano? ¡Vuestro Santo Ser Crístico! Pero a menos que vosotros os entreguéis al Santo Ser Crístico y al grandioso diseño Divino que está llevándose a efecto a través de vosotros, ¿cómo en el nombre del cielo puede este forjarse? Puede forjarse solamente a través de la entrega de lo humano a la misión divina del Ser Divino. Esta es entonces, la maestría en toda su plenitud.

¿Por qué estoy insistiendo en este factor tan enérgicamente hoy? Un día, cuando hayáis hecho de esta vuestra ley como la he declarado y hayáis reconocido que había algo en vuestra propia determinación y aceptación de mi oferta que contó para vuestra victoria, os habréis dado cuenta de lo que os he dado hoy y por qué os lo he entregado. Pero hasta entonces, amados, yo os urjo a no dejar pasar este aceleramiento debido a alguna idea vana de que esta energía es meramente dada para el entretenimiento de uno o más personas. Os digo, esta energía es liberada para la libertad de toda la humanidad, para todos sobre este cuerpo planetario.

Ahora, si hoy este salón se fuera a convertir en un gran anfiteatro, si pudiese albergar diez mil personas y diez mil maestros ascendido fuesen a entrar a ese gran anfiteatro, todos estos diez mil maestros de luz desearían para toda la humanidad, incluyendo a cada uno de vosotros, la plenitud de vuestra libertad. Y aun, nuestro deseo tan fuerte como es, unido con el deseo de Dios, no sería suficiente para hacerlo realidad hasta que vosotros mismos elijáis y determinéis concienzuda-mente y en forma consciente que vais a aceptar vuestra libertad para mantener vuestra atención anclada en vuestra libertad.

Veis, amados, el momento en que vosotros decidís que vais a hacer esto para siempre, en ese momento especial, vosotros notaréis, que hay un imán en vuestra conciencia. Y cada vez que vuestra atención se separe del gran Sol Central de vuestro ser, este poderoso imán de vuestra perfección y libertad regresará a decir: “¡Regresad a mí! ¡Regresad a mí! ¡Regresad a mí! ¡YO SOY vuestra libertad!” Y con ese llamado, la respuesta de vuestro ser externo producirá una desviación apropiada de vuestra atención y energías no hacia lo externo, sino hacia lo interno.

A medida que ponéis vuestra atención en lo interno, encontrareis que una cierta maestría llega a vuestro ser que vosotros no conocisteis antes. Y vosotros os daréis cuenta de la comunión Crística de las eras la cual ha encendido el corazón de cada maestro ascendido que ha estado en el centro de esa piedra blanca, en el centro de ese nuevo nombre del ser que está dentro de cada hombre. Vosotros reconoceréis que el ser externo, en un sentido, debe morir; que la muerte de ese ser externo es en verdad el quitarse el cuerpo de los propios pecados del hombre, por decirlo así, las iniquidades del mal uso de la energía hecho por el hombre, y que en este proceso del morir del ser externo (el hombre viejo con toda su corrupción e iniquidades), el hombre llega a un estado en donde hay una muy tenue chispa de carbón del fuego sagrado que queda dentro de él, la cual casi está por extinguirse.

Esta es la noche oscura del alma, cuando la humanidad ha triunfado al fin en librarse de su interés humano y luego no ha desarrollado aun su interés divino hasta que pueda extender el mundo espiritual para percibir la gloria del mundo espiritual. Y por consiguiente, el carbón arde con gran debilidad sobre el altar y todo parece ser sombras rodeando la identidad de aquel. Y en esta desesperada, casi miserable situación, sufre la tentación suprema de su ser, de abandonar este carbón diminuto y regresar una vez más como la esposa de Lot para contemplar la Sodoma de los deseos humanos quemándose y poner su atención sobre la miríada de facetas de la creación externa.

Oh preciosos, en ese momento, yo os exhorto, cuando vuestra victoria esté tan cerca, no avivéis los fuegos de los deseos humanos, sino avivad los fuegos de vuestro propio Ser Divino para que aparezca sobre el altar del ser el suave brillo, el poder impregnado del ser brillando dentro de vuestro corazón, expandiéndose y expandiéndose hasta que primero sea una llama de vela diminuta. ¡No es incluso visible, amados! ¡Es tan pequeña, tan minúscula! Y aun así, es real. Luego, gradualmente esta pequeña llama-átomo de luz empieza su gran poder de la expansión Crística en los pliegues del ser del hombre. “¡Expándete, expándete, expándete!” pide la llama de libertad. Y esta comienza a venir desde dentro de los intervalos, dentro, fuera; dentro, fuera, dentro, fuera, hasta que se mueve dentro del templo del ser, dorándolo todo con un toque de la radiación dorada de Dios.


Esta publicación es de 1976 la Perla vol. 19 nº 28, del dictado de Saint Germain del 8 de diciembre de 1963 que empieza con la Perla vol. 19 nº 27.

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