Cristóbal Colón, visionario

En la celebración del Día de la Raza, tenemos un extracto de una Perla de 1958 por el Maha Chohán publicada en las Perlas de Sabiduría vol.1, n° 8.
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En dignidad y aplomo divinos ese día hace siglos, el amado Cristóbal Colón, conocido hoy como el Maestro Ascendido Saint Germain, permanece de pie en el timón de su carabela la Santa María. El capitán la nombró en honor de la amada María, la Madre de Jesús, en memoria de aquellos días santos de Judea cuando él (como José) con mucho cariño veló por esas corrientes de vida preciadas, en particular durante su huida a Egipto donde buscaron libertad y albergue de la ira de Herodes.

Después en su momento de necesidad, estos mismos seres amados, Jesús y la Madre María, que desde hacía mucho tiempo habían ascendido, velaron por él en su encarnación como Colón cuando permaneció inquebrantable ante obstáculos extraordinarios, enviado para encontrar nuevas rutas comerciales hacia el Este. Sin embargo, resuelto en su espíritu a llegar a la tierra donde su esperanzan de un mundo libre encontraría nacimiento físico en años venideros.

Sostenido por una convicción interior que iluminó su corazón, la convicción de que su proyecto estaba en cumplimiento con una parte del gran plan de Dios, sostenida también por la radiación de los amados Jesús, María y yo mismo, esta corriente de vida bendita se mantuvo firme con Dios no solo a través de las tormentas de los elementos, sino a través de las sombras de la creación humana que intentaban desviar su atención de su meta divina. Además de los peligros de los viajes por mar en esos días, especialmente en las precarias condiciones de navegabilidad de la embarcación que comandaba, el amotinamiento de su tripulación, cuyo miedo, avaricia y egoísmo incontrolados hubieran consternado y abrumado a la mayoría de los hombres, ya que amenazaba el éxito de su misión.

No obstante, aferrándose constantemente a una fe superior en sintonía con su propia amada Presencia YO SOY y la presencia reconfortante de mi Espíritu Santo anclada dentro de su corazón palpitante, expandió conscientemente a través de su ser exterior el amor puro de su propia divinidad, independientemente de las apariencias externas. Por tanto, salió airoso y su victoria abrumadora se manifestó para que el mundo entero fuese testigo.

Sin embargo, a pesar de que consiguió así su victoria inmediata, se requería otros momentos y otras corrientes de vida para traerla a manifestación en el nuevo mundo que había descubierto, al menos parte de la libertad que él sabía que Dios quería para este. Hasta el momento de este exitoso viaje de Cristóbal Colón, esa visión de un mundo libre había tenido refugio secreto y santo únicamente dentro del corazón de Colón, en lo que respecta a los seres no ascendidos de este mundo.

Ahora bien, construyendo sobre la base de este regalo de la corriente de vida no ascendida de Colón, se le da hoy a los hombres y mujeres de América la oportunidad de orar con sinceridad en la fe y trabajar con constancia, paciencia y determinación para proteger, mantener y ampliar la seguridad Divina de la libertad eterna mediante la liberación del amor Divino, que es el destino que deben expresar los verdaderos americanos en todas partes.

Por tanto, como Cristóbal Colón, vuestro amado Saint Germain dio su propia vida para servir y bendecir a toda la humanidad con el bien Divino mediante la realización de su plan divino. Hoy en día, ascendido y eternamente libre en nuestros reinos de luz, sigue trabajando con hijos e hijas de luz no ascendidos en esta octava, procurando levantarlos al pináculo de la libertad divina mediante el reconocimiento y la aceptación de que el torrente de los sentimientos de amor Divino traerán la libertad eterna en la Luz no solo a vuestra tierra de América, sino a toda esta querida Tierra y a todas sus evoluciones individual y colectivamente.

Este reconocimiento y uso de la luz del amor Divino como la Presencia Maestra sobre toda sustancia y energía es un tesoro del corazón de Dios y del vuestro. Cuando es puesto en práctica constante y gozosa por todos y cada uno, esto traerá más rápidamente todas las bendiciones de la octava de los maestros ascendidos a este mundo de apariencia física, especialmente a aquellos que aspiran la paternidad y la maternidad divinos en Cristo expresada aquí y ahora.


Para leer la Perla completa del Maha Chohán, por favor, véase vol. 1, n° 8, Maha Chohán, 3 de octubre de 1958.

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