El plan de la victoria: la ascensión, la meta de la vida

El plan de la victoria para los hijos de Dios fue noblemente definido en la vida de Jesús y en la de muchos otros avatares que fueron enviados por Dios como ejemplos con el fin de señalar el camino de la libertad a las generaciones que perdieron el contacto, no sólo con Dios sino con las huestes celestiales y los elementales.

La ascension, la victoria

La ascensión y la superación de toda condición esclavizante que debe antecederla son el derecho de nacimiento y lo más importante en la vida de todos los que han nacido de Dios.

Cuando, mediante el servicio a la vida, una persona que sea hijo o hija de Dios
1) Logra la maestría sobre las circunstancias externas,
2) Salda el 51 por ciento de su karma y
3) Cumple la ley de su ser—la misión divina que es el plan único para cada corriente de vida—ésta puede regresar entonces al trono de gracia, habiendo sido perfeccionada en el ritual de la ascensión.

Una vez ascendida, esta persona es conocida como un maestro ascendido. Aquí comienza la vida de verdad, y el hombre es ordenado como sacerdote del fuego sagrado en el eterno y siempre envolvente servicio a su Dios.

Todo cuanto tiene vida (por tanto, la totalidad de Dios) se encuentra en el proceso de ascender cuando sigue el proceso divinamente natural de la evolución espiritual. Por tanto, ángeles, elementales y hombres encuentran, mediante la ascensión, su camino de regreso al corazón de Dios y a la vida eterna que una vez conocieron, incluso antes de que las estrellas de la mañana cantaran juntas.

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