“Cuando el amor os llame, seguidlo. Y cuando su camino sea duro y difícil, y cuando sus alas os envuelvan, entregaos. Aunque la espada entre ellas escondida os hiera”. – Kahlil Gibran
Cuando la flecha de Cupido viene a ustedes, ¿qué hacen? Cuando El Morya o Madre María, el Buda Gautama o Kuan Yin llegan y llaman a la puerta de su corazón, ¿qué hacen? Cuando, con la apariencia de un quisquilloso amigo o un niño muy demandante o un padre enfermizo, uno de los maestros viene y toca a la puerta de su corazón, ¿qué hacen?
¿Miran por la rejilla antes de decidir si van o no a abrir la puerta? Dicen: “Ahora no, estoy ocupado”. “No estoy listo”. “Han pasado muchas cosas”. ¿Ha tratado ya en la puerta del vecino? “¿O abren las puertas de par en par y se dejan herir por las flechas de amor? Solo cuando abren esas puertas tienen la posibilidad de encontrar lo que están realmente buscando en la vida, y cuando se dedican a ello en serio, es una cita de amor con lo divino.
Las iniciaciones del amor de los místicos cristianos
Los místicos cristianos hablan de la unión espiritual y las iniciaciones de amor que la acompañan. Teresa de Lisieux dijo que desde los catorce años experimentó “ataques de amor” que la consumían “como una verdadera llama”. “Yo estaba en el coro”, escribió una vez, “cuando de repente me sentí herida por un dardo de fuego tan ardiente que pensé que iba a morir…. No hay comparación para describir la intensidad de la llama. Parecía como si una fuerza invisible me sumergiera por completo en el fuego…. Pero ¡oh! ¡Qué fuego! ¡Qué dulzura!”. Así fue que ardió por un amor que está más allá de este mundo que escribió en su autobiografía: “Oh Jesús, por fin encontré mi vocación, mi vocación es el amor”.
Uno de los encuentros más famosos registrados en la literatura mística es el éxtasis de la otra Teresa, Teresa de Ávila. En una visión, el Señor le mostró a Teresa un pequeño ángel sosteniendo un gran corazón de oro con punta de fuego.
Escribió: “Me dio la impresión que este ángel sumergió el dardo varias veces en mi corazón. Cuando sacó el dardo, pensé que se estaba llevando con él mi parte más profunda; y me dejó toda en el fuego de un gran amor de Dios”.
Jesús le dijo a Catalina de Génova que “estos dardos de fuego de un amor irresistible son como olas de fuego. Fluyen desde mi pecho, ‘dijo Jesús’, y comunican tanto ardor y poder interior al hombre que no pueden hacer ahora otra cosa que amar, permaneciendo unidos inseparablemente con su Dios”.
Incapaz de expresar adecuadamente el gran amor que sentía por Dios, Catalina de Génova, simplemente dijo: “Si una gota de ese amor que siente mi corazón… cayera en el infierno, el infierno mismo cambiaría por completo a la vida eterna”.
¿No es este el amor que todos buscamos? El amor que sanará. El amor que con solo una gota transforma el mundo de alguien. ¡Solo pensemos en lo que podríamos hacer si tuviéramos esa clase de amor! Sin embargo, con el fin de tener ese tipo de amor, tenemos que abrir nuestro corazón, por todo el camino. Y como sabemos, no siempre es fácil hacer eso. Porque debido a las heridas del pasado, nos cerramos cuando amar se vuelve demasiado doloroso. A veces tenemos que contactar los niveles más profundos del dolor con el fin de resolver el registro de dolor y seguir adelante.
Este extracto es de la conferencia Aceleren la calidad de su corazón de Elizabeth Clare Prophet publicada en las Perlas de Sabiduría de 1999, vol. 42 nº 7. Esta conferencia está disponible en inglés en AscendedMasterLibrary.org búsquenla con la fecha del evento «2/13/1999» y la autora «Elizabeth Clare Prophet».
La conferencia fue seguida de la Meditación para curar las heridas del pasado por la Maestra Ascendida Lady Nada, disponible en audio para descargarse en Ascended Master Library o en el DVD Un ovoide de amor en la librería en línea de The Summit Lighthouse.