Las ataduras kármicas que liberan

Así, pues, ¿dónde están los leales, dónde están los constructores, dónde están los pioneros que tendrán el valor de entrar a los cañones de las ciudades de Nueva York y Chicago y en todas las ciudades grandes de América y del mundo? ¡Hacia adelante, los ángeles de la Luz vienen marchando, marchando! Vienen a anunciar a las almas de El Morya: “¡Ahora tomad el vuelo en las alas del águila de Sirio! ¡Seguid la luz del séptimo rayo!”.

Llama violeta para liberar a las almas atadas a nosotros

Ahora entended por qué digo que hay una necesidad por una gran y mayor intensificación de la luz de la llama violeta. Dado que la luz de la llama violeta es para despejar el camino, cavar un túnel, en las profundidades del astral, ¿por qué estamos cavando un túnel? Porque hay algunas almas en la oscuridad esta noche que han escuchado los decretos de los estudiantes que le han clamado a Dios: “¡Sálvame, oh mi Dios! ¡Porque deseo salir de las profundidades de la oscuridad y deseo unirme a los que decretan en Terra!”.

¡Así sus llamados resuenan a través de los planos de la Materia! Y entonces decimos: ¡Sigan adelante! ¡Continúen invocando la llama violeta! Porque hay almas en los corredores de la memoria a quienes habéis conocido hace mucho tiempo atrás; y algunas de esas almas están atadas a vosotros por amor, otras por karma y otras por el desequilibrio de la injusticia.

Están jalando de vuestras vestiduras; y encontraréis, a medida que intentáis ascender a las alturas de las montañas, que las almas que jalan en las grandes ciudades del mundo darán marcha atrás al igual que sacarían a Gautama desde el Nirvana. Él regresó, El Iluminado. No pudo estar en meditación en el Sanctasanctórum; pero regresó del Gran Silencio para responder la llamada de las almas, las almas que anhelan ser libres, las almas que tienen una conciencia de un destino y una visión de iluminados que escalan la cima de la vida.

Recuerden las palabras de Jesús a Pedro: “¿Quo Vadis? ¿A dónde vais, Señor?” Y a él, el chela del Cristo, el Señor le declaró: “Voy a Roma a que me crucifiquen de nuevo, a que me coloquen en la cruz de fuego blanco”. Y Pedro sabía que a su Señor lo podían crucificar solamente a través de él, solo a través de su sacrificio de esa voluntad humana, de esa testarudez, de esa rebelión contra el diamante de la voluntad de Dios.

Y regresó, de regreso a la casa de luz, de regreso al centro, para que su Señor lo crucificara. Y ese sacrificio del elegido para ser el Vicario de Cristo, es la roca sobre la cual se construye la Iglesia. Sobre esa roca construimos cada vez que un alma sacrifica el ego inferior por una causa superior de buena voluntad del mundo. Construimos sobre las estrellas; conectamos a las almas en las profundidades de la oscuridad a las estrellas de la Presencia YO SOY.

Encargo de Saint Germain

Que se conozca, pues, la luz de las almas. Y que se sepa que los chelas de Saint Germain tienen el encargo, como su iniciación en el séptimo rayo, para reunirse con el público, para reunirse con el mundo, para reunirse con las personas, las desplazadas; los hijos e hijas puros de Dios, para reunirse con ellas en las ciudades y en el interior, en las carreteras y en los caminos, para hablar a los hijos de la luz y hablar a los niños del Uno.

Y así encontraréis que Saint Germain exigirá la prueba de que habéis sido chelas de El Morya, que no portáis una credencial ni un distintivo, sino la prueba invencible, de que la voluntad de Dios es el núcleo diamantino ardiente de la precipitación de la santa amatista, de la llama violeta que es la libertad que apunta hacia adelante desde el centro de la luz.

¡Ahora veamos cómo rescataréis a la humanidad de sus aprietos!


Extracto del dictado de El Morya del 23 de noviembre de 1975: “La precipitación del diamante de la Voluntad de Dios” publicado en The Greater Way of Freedom (La mayor forma de libertad).

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