Este es un extracto de un dictado dado por El Morya, el 8 de octubre de 1995 y publicado en las Perlas de Sabiduría vol. 38 nº 39.

El Morya, maestro ascendido

Si miráis atrás en la historia de esta nación o de la nación de vuestro origen, encontraréis que hay relativamente pocos héroes. No obstante, esos pocos, solamente un puñado, transformaron las mentes de las personas y las mareas de la batalla hacia la victoria, debido a que cargaban en sus corazones el escudo del Cristo y del Buda.

¡No os menospreciéis!

Vosotros, también, podéis ser héroes convirtiéndoos en los maestros de vosotros mismos.

Para tal fin, sabed que debo enviaros en una misión a todos y a cada uno de vosotros en un cierto día y fecha, y debéis estar listos.

Yo, Morya, toco ahora el corazón de toda corriente de vida sobre la Tierra con la punta de mi espada Excálibur, de quienes considero dignos de apoyar mi misión bajo la égida de la voluntad de Dios.

Iré tras esos santos dondequiera que puedan estar, y yo los levantaré, los apartaré y los haré aún más santos.

Y, así lo espero, vosotros estaréis allí como sus mentores, como sus padres, como sus hermanos, hermanas y chelas compañeros, como ejemplos radiantes del ideal del Bodhisattva.

Solo vuestra propia autocondenación podría ocasionar que permanecierais en un nivel de conciencia del que deberíais haberos elevado hace mucho tiempo. Sí, el propio peso de vuestra autocrítica constante ha evitado que os elevéis.

Si hoy fuerais a enfrentar a los Señores del Karma, descubriríais en vuestro corazón y en vuestro ser los registros tan maravillosos que ha grabado vuestro ángel registrador en vuestro libro de la vida. Habéis logrado tanto bien, amados, que habéis merecido el que se os buscara y trajera a este lugar de los grandes encuentros, para que pudierais reuniros con las almas de vuestro mándala y avanzar juntos portando la antorcha de las Enseñanzas de los Maestros Ascendidos.

No penséis, entonces, que nosotros los miembros del Consejo de Darjeeling valoramos vuestras corrientes de vida como si fuerais algo menos que héroes y heroínas vencedores.

¡Sí, yo, El Morya, os digo que es así, y es mejor que lo hayáis creído!

¡Pues vosotros no reconocéis que sois héroes y heroínas vencedores! ¡No reconocéis que habéis tenido muchas, muchas victorias tanto grandes como pequeñas! ¡En vez de ello os contempláis con desánimo y menosprecio!

¿Si seguís haciendo esto, entonces cómo os observaréis vosotros mismos repentinamente que sois dignos de avanzar y defender la causa de esas almas radiantes que simplemente están esperando, esperando, esperando conoceros? Ellos sueñan literalmente que vosotros les enseñaréis Divinamente y regocijarse por vuestro sentido de autoestima, la cual, ellos a la larga harán suya.


Para leer toda la Perla ¡Uno con vuestra Presencia YO SOY, vosotros podéis salvar el mundo! de El Morya, por favor, véase vol. 38 nº 39 – Amado El Morya, 10 de septiembre de 1995.

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