Este artículo es un extracto del dictado de El Morya titulado Un programa de asistencia de quince puntos a la humanidad, publicado en las Perlas de Sabiduría de 1968 Vol. 11 no. 1.

amor divino en acción

Mis recomendaciones claves, entonces, que como chohán del primer rayo os doy a todos en este año nuevo de 1968, son
(1) dejar definitivamente que sobresalga el yo personal como el poder que actúa en el servicio espiritual y
(2) entregar el ser personal a la Santa Presencia Crística y la Poderosa Presencia YO SOY individualizada, la imagen Divina que Dios hizo para que en cada hombre sea la única presencia activa en la vida del individuo.

Entonces, cuando los individuos puedan entender que no son ellos mismos quienes actúan, sino es Dios quien actúa a través de ellos, habrá menos inclinación o deseo de buscar una recompensa o reconocimiento por parte de la humanidad. Por lo tanto, la sombra del yo no opacará la luz que Dios desea que brille como una ciudad sobre una colina de cada individuo sobre el planeta que tiene la capacidad para esta comprensión.

El hombre, entonces, caminará en los lugares abarrotados de la vida y el Espíritu de Dios Todopoderoso brillará a través de él. Sus ojos no estarán llenos de condenación para él mismo o por su prójimo, sino que estarán centrados en la perfección de la Presencia omnipotente de Dios en su vida. Sus ojos percibirán a Dios y emanarán su luz a todos aquellos a quienes encuentre, porque él habrá desarrollado, a través de la sintonía espiritual, ese renovado sentido de la inmanencia del Dios Todopoderoso en su forma de carne.

La forma es solo el vehículo a través del cual la luz de la Presencia brilla, desbordando su preciosa esencia en el mundo de los hombres. La abundancia de la manifestación de la Presencia se puede intensificar tan fácilmente como uno pisa el acelerador de un automóvil, causando un aumento en la velocidad del motor; pero cada individuo que usa esta ley debe tener cuidado de asegurarse de no creer que el ser personal es el hacedor.

Cuando el discípulo llama solo a Dios como el poder del invisible (y por lo tanto invencible) al servir al prójimo dondequiera que vaya, las rosas–en un sentido espiritual–estallan alrededor de sus pies y liberan su perfume a la atmósfera. Es el perfume de la armonía infinita, es el espíritu de la tranquilidad cósmica y la victoria. Es el concepto inmaculado en acción.

Y os digo que no hay más poder valiente que pueda exteriorizarse en el mundo de la forma. Es mucho más grande que el poder del átomo, porque el poder detrás del átomo como amor divino en acción, fluye desde el imán del Sol Central hacia el cáliz y campo energético del individuo y luego hacia todo el universo como el retorno corriente de ese amor que Dios previó desde el principio.

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