Este extracto proviene del dictado de Jesucristo, entregado el 5 de julio de 1991, publicado en Mi Corazón / vuestro corazón de las Perlas de Sabiduría Vol. 34 No. 40.
He venido a vosotros como la rosa de Sharon que se despliega en vuestro corazón. ¿Sabéis que yo soy vuestro corazón, mis amados?
Mi corazón en vuestro corazón es el recipiente adecuado. Sin embargo, cuan efímera y fugaz es la Luz que no podéis retener.
¿Podrías retener la Luz, oh hijos benditos?
Entonces comprendéis que debéis ser uno con mi corazón, porque el corazón es el punto, el primer punto, de vuestra inmortalidad. Este corazón de pétalos de rosa de Sharon verdaderamente es el recipiente. Para recibirlo, para recibirlo alrededor de vuestro corazón incluso dentro de vuestro corazón, pero separado y dentro y separado o través, debéis comenzar a arrancar estas limaduras de la mortalidad y reemplazarlas con los hilos de la inmortalidad, construyéndolo día a día, construyéndolo día a día.
Es el deseo, amados, ¡oh el deseo y el anhelo intenso de ser quien sois! Son las mismas desilusiones de este mundo: las frustraciones, el incumplimiento, las expectativas nunca alcanzadas, porque contienen el recuerdo del cielo, los horizontes y el paraíso perdidos.
Siempre anhelad y buscad que esa Presencia esté allí. Sin embargo, la Presencia retrocede para que la sigáis, no como una quimera, sino como nuestro Dios, que os conduce al subir la montaña y la escalera de caracol. Más arriba donde el aire es más delgado, debéis trabajar y trabajar de nuevo para respirar el aliento de fuego sagrado que arde en la montaña santa de Dios.
Dios os da una vislumbre del Ser Divino y os hace señas; y cuando llegáis, Dios sube otro nivel. Así, veis, vuestro Dios es vuestro guía. En cada paso que tomáis prosigue la búsqueda del aparentemente desaparecido, pero verdaderamente el Amado, que cuida de vosotros, que os corteja, que juega a las escondidas con vosotros, permitiéndoos ver lo más oscuro, las profundidades y las degradaciones, todas estas cosas que podéis observar en este mundo para que, amados, digáis:
«Esto no, ni aquello. Esto no, ni aquello. Todavía no está en la plenitud mi Amado. Por lo tanto, tendré sed y hambre. Y no participaré de los desperdicios de este mundo. Ayunaré y oraré hasta que el Señor entre en mi templo y expulse a los duendes de la mente y restablezca las jerarquías de ángeles para que asuman dominio de la mente. »
Sí, ellos colocan las coordenadas para vosotros en el cuerpo mental. Hasta que decretáis, hasta que envolváis cada palabra con amor y devoción, entonces, amados, los fuegos de los puntos de partículas atómicas, electrones, núcleos de soles comenzarán a brillar. Y a través de estas coordenadas de la energía más intensa del cosmos material, comenzareis atraer –por el mismo imán del núcleo del ser multiplicado mil millones de veces por los puntos de luz de los átomos de la mente –atraeréis hacia vosotros mismos los patrones celestiales.