El Morya

Un antahkarana mundial

Este artículo es un fragmento del libro “Comunidad: un viaje al corazón de la hermandad espiritual”, de Elizabeth Clare Prophet.

La comunidad nos reta a tener maestría sobre la interacción de las energías espirituales y materiales. Un antahkarana o red de vida es el concepto de una comunidad que se extiende por todo el mundo. Dondequiera que se encuentren los chelas, existe la comunidad. Cuando los chelas y el gurú se congregan en un lugar, surge el duplicado del imán del Gran Sol Central que mantiene en equilibrio a la Tierra.

Un foco exterior de la Gran Hermandad Blanca con un mensajero vivo y chelas vivos, no es algo que haya tenido éxito durante un tiempo prolongado. Hoy, mientras contemplaba el misterio de la comunidad, supe en lo profundo de mi corazón que el siguiente paso de la enseñanza de Madre María acerca del nacimiento del niño varón, era fabricar la cuna para cuidarlo.

Sin dudarlo un momento daría mi vida, mil veces, para que la comunidad siguiera existiendo, pues la única manera de hacerla perdurable es a través de personas que se hayan convertido en la esencia del maestro. Cada uno de nosotros debe amar profundamente a El Morya y a cualquiera de los hermanos de luz para que reconozcamos que nuestra razón de vivir es transferir esta antorcha de comunidad.

Si no dejamos la continuidad del nombre de la Gran Hermandad Blanca, de su organización y de su enseñanza en la Tierra para los que vienen detrás de nosotros, no habremos dejado abierta una puerta para el viajero—el viajero que necesita posada cuando está cansado. Ahora leeremos acerca del viajero en la primera página del libro New Era Community (Comunidad de la Nueva Era).

El arquetipo de la comunidad

Abramos el libro en la página que sigue a la del título. En esta página sin número, El Morya describe el arquetipo de la comunidad:

Viajero, amigo, viajemos juntos. La noche se acerca, las bestias salvajes rondan y nuestra fogata se puede apagar. Si estamos de acuerdo en compartir la vigilia durante la noche, podemos conservar la fuerza.

Mañana el camino será largo y quizá terminemos exhaustos. Caminemos juntos. Tendremos alegría y gozo. Te cantaré la canción que tu madre, tu hermana y tu esposa te cantaban. Me contarás la historia que tu padre te contaba sobre el héroe y sus hazañas. Que nuestro sendero sea uno.

Ten cuidado de no pisar a un escorpión, y avísame si hay víboras. Recuerda, debemos llegar a la aldea que está en la montaña.

Peregrino, sé mi amigo*

Veamos lo que El Morya dice en este capítulo. Me gustaría que notaran que este texto es un mensaje cifrado. Es igual que tomar una rejilla de la mente del maestro, quien ha decidido transmitir energías en forma de claves que se localizan en los puntos de la rejilla, donde lo vertical se encuentra con lo horizontal, donde Alfa se encuentra con Omega en el punto en que se cruzan las líneas. El Morya ha escogido puntos clave de la rejilla para introducirlos en nuestra conciencia.

Los primeros cuatro párrafos del libro contienen la matriz sobre la cual se organiza nuestra comunidad. En primer lugar, la comunidad se sustenta en la amistad divina. En segundo lugar, se caracteriza por un viaje en común. Por eso el maestro zen, El Morya, dice: “Viajero, amigo, viajemos juntos”.

El propósito de la amistad es el viaje, que es movimiento hacia el sendero. El Morya habla del movimiento desde el principio de este libro. En la quinta palabra del libro sabemos que nos estamos moviendo con el maestro mercuriano. Luego nos da las razones para movernos juntos: “La noche está cerca, las bestias salvajes rondan y nuestra fogata se puede apagar”.

Conservar las fuerzas cósmicas

Está estableciendo el propósito de la amistad y de la comunidad. “Si estamos de acuerdo en compartir la vigilia durante la noche, podemos conservar la fuerza”. Conservar las fuerzas cósmicas es el propósito de la comunidad. Podemos hacerlo mejor juntos que separados, porque tenemos un enemigo en común y recursos limitados. Si juntamos nuestros recursos podemos llegar a la aldea de la montaña.

La imagen de esa aldea en la montaña encuentra eco de inmediato en nuestra alma: el patrón arquetípico es la cordillera de los Hilamayas, un lugar en el vasto más allá, donde finalmente llegas a una aldea, en el centro está una casita rústica, y dentro de ella el maestro.

Sientes la crudeza del entorno, lo que demuestra que el valor del maestro está en los planos internos. Eso no significa que no se pueda encontrar al maestro en un palacio; más bien se trata de patrones arquetípicos, como encontrar a Babaji y a sus discípulos en medio de la nada o a Kuthumi o a El Morya subiendo por la vereda de una montaña.

El arquetipo retrata al alma que está en la búsqueda. Es parte de toda historia espiritual que alguna vez se haya contado. Este patrón arquetípico del alma es lo que motiva a los jóvenes a ir a la India; por supuesto, sabemos que todos podríamos viajar allá, sin embargo, estar necesariamente de cuerpo presente no implica estar en conciencia.

El primer párrafo abre la puerta del cuerpo etérico y establece el arquetipo de la comunidad.

*De New Era Community (Comunidad de la Nueva Era) derechos del autor © 1951 Sociedad Agni Yoga.

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