Este es un extracto sobre el Cristo Universal de un dictado de Juan el Amado La Corriente Confluente del Cristo Universal entregado el 7 de abril de 1982, durante el Cónclave de Pascua en Camelot y publicado en las Perlas de Sabiduría Bol. 25 No. 22 de 1982.
Vosotros me conocéis como Juan, llamado el Amado. Y vengo en esta víspera del día y la hora del desarrollo de aquellos acontecimientos que han conducido a la victoria gloriosa de la resurrección y la vida probada por el Hijo del hombre, gran recipiente del Verbo encarnado, para cada uno de vosotros, Sus discípulos.
Os traigo entonces, a través de los registros akáshicos, la misma quietud, la misma vibración de Su Palabra que temblaba y ondulaba los éteres hasta que cada planta y flor, hoja de hierba, cada elemental y ángel, cada parte del cuerpo místico del Amor mantuvo su aliento y esperó–esperó en el ritmo de los latidos del corazón de Dios para que se desarrollara Su pasión, para que la sangre de la Vida pudiera fluir para la renovación de todas las criaturas: ¡Esta Vida descendiendo del Alfa y Omega a través de Él para dar luz a todo el mundo, para que a través de Él, a través de esa Palabra, todos, todos los que creyeron en la gran consonancia de la Palabra, pudieran ser salvos!
YO SOY la perpetua afirmación de Su ser.
YO SOY el gran amante de Su Sagrado Corazón.
Seré el discípulo, como el arquetipo del sendero de vuestra perfección.
¡Quiero que lo conozcas directamente a través de mi corazón y mi amor!
¡Sería el intercesor!
Yo sería el que os enseñe: ¿Qué haría Nuestro Señor? ¿Qué haría Dios en este momento de mi crisis, mi cruz, mi crucifixión?
No es que vosotros preguntéis, amados, «¿Debo o no debo ser crucificado con Él?» No, vosotros no lo preguntáis. Porque ya habéis dicho: «Señor, yo bebería vuestra copa, toda ella y cualquier parte de ella».
Por lo tanto, vosotros preguntáis: «¿Cómo voy a ser crucificado con vosotros, Señor? ¿Cómo seré atado a la cruz de la vida? ¿Cómo abriré mi corazón para que Vuestra vida fluya a través de mí para todos?»
Esta es la reflexión de vuestra alma, y si verdaderamente entendéis Su enseñanza y redimís la ignorancia de dos mil años y verdaderamente seáis seguidores de Él-en la Palabra y en la acción de la Palabra.
Queridos corazones, ¿realmente sabéis cómo el corazón de Jesús aprecia el momento de vuestra propia Cristeidad? Porque hasta que ocurra en vosotros, toda Su predicación es en vano, y Él no será redimido si Cristo no está redimido en vosotros.
Y Él es ese Cristo. ¡Él es ese Cristo Universal! Por cada uno de los hijos de Dios que se ha dado cuenta de que esa Cristeidad se mueve en la corriente confluente del Cristo Universal.
Y hay un solo Cristo. ¡Y todo aquel que es uno con ese Cristo es uno! Por lo tanto, hay uno—un solo Hijo engendrado de Dios, dentro, entre y a través de todo vuestro ser.
Y vuestra percepción de la Luz es como si yo tomara una vela y colocase un prisma entre ella y vosotros mismos–¡y de pronto verías un millón de velas!
Y cada uno de vosotros vería un millón de velas diferentes, y vosotros reclamarían una como la suya, y diréis: «¡Este es mi Cristo!» Y yo debería decir: «Sí, amado mío, habéis percibido el misterio. Habís percibido el misterio que Él nos enseñó «.
Venid al jardín de Su corazón. Este es el propósito de esta conferencia que el Señor Cristo mismo ha consagrado para que tengáis una caminata con Él en el jardín de Su corazón.
Y YO SOY la puerta de Su corazón. Y como el discípulo, Él me ha pedido que os deje entrar. Porque en el jardín donde está la fuente, ahí está El esperando recibiros.