En honor a la fiesta del cumpleaños de Madre María, estos tres extractos captan uno de los dones de Madre María, el mantra: “En el Corazón Inmaculado de María, yo confío”, y el dictado del Príncipe Orómasis que refuerza el don.

El primer extracto corresponde a la entrega original de Madre María del 11 de marzo de 1987 (Perla de Sabiduría vol.56 nº 8). El segundo extracto son enseñanzas posteriores sobre el mantra (Perla de Sabiduría vol.31 nº 8).

En el Corazón Inmaculado de María, yo confío

Yo, entonces, os dejo como legado el acceso a la llama Inmaculada de mi Corazón. Si deseáis llamarme, tendréis, amados, la Presencia Electrónica (en otras palabras, la imagen inmaculada) de mi llama trina superpuesta sobre la vuestra como un imán que os impulsa a aumentar la llama trina, de acuerdo al patrón divino y no según los métodos antiguos.

Mi llama trina intensifica vuestra habilidad de recibir el patrón de vuestra llama trina desde vuestro Santo Ser Crístico. Por tanto, os asisto como la Mediadora de Dios y del Cristo, y vosotros podéis entender por qué millones oran para que yo interceda por ellos ante el Padre y el Hijo. Puesto que esta intercesión, amados, es la que facilita el aumento de la llama trina, que es mi santo oficio.

Comprended cuán hermoso es para mí ir ante el alma para dirigir a esa alma, para proteger el alma en momentos de temor, duda y tormento, mientras se abre camino a través del laberinto del cinturón electrónico, al buscar y decidir equilibrar la llama trina, que esa llama en sí misma pueda, entonces, expandirse y crecer como una poderosa ancla del corazón, para que el alma pueda unirse con su capitán.

Observad, entonces, esta ancla, y ved cómo se convierte en una llama trina equilibrada. Y observad cómo es el punto de anclaje por el cual hay seguridad y amarre en el plano astral. Solo la llama trina expandida puede llevaros hacia donde debéis ir. Digo: “debéis ir”, amados, porque es, en verdad, un impulso para entrar en lo más profundo del corazón de Dios en su montaña sagrada.

He venido para brindaros paz. Así que podéis decir: “En el Corazón Inmaculado de María, yo confío”. Y este, también puede ser vuestro mantra: En el Inmaculado Corazón de María, yo confío. Es el rayo de la Madre en que YO SOY (estoy) encarnada. Este rayo no empieza o termina con el “YO”, que es quien habla. Es una curva gigante alrededor del Sol Central y que regresa. Por lo tanto, en el Corazón Inmaculado de María, yo confío, esto os ofrece, pues, ser uno conmigo siempre. A través de mi Corazón Inmaculado podéis decir: “En el Sagrado Corazón de Jesús, yo confío”. Puertas tras puertas que se dirigen al Sanctasantórum, por tanto, entended la jerarquía como una cadena del rosario cósmico.

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Sin embargo, os digo, el poder de vuestro saludo: “¡Salve María! ¡Salve Rayo de la Madre! Y el mantra: “En el Corazón Inmaculado de María, yo confío” (es magnífico). Estos combinados con la ciencia de la Palabra hablada, el ejercicio del llamado de la llama violeta del Espíritu Santo; realza vuestra habilidad para mantener y fortalecer el lazo con mi corazón [y] por consiguiente, el vínculo con vuestro Ser Crístico. Sabed, amados, que mi misión las veinticuatro horas del día es para restablecer al portador de luz y al niño del corazón de Dios esa unidad, que es tan necesaria.

Espero, y es mi tierna esperanza y oración y, es mi oración al Padre en vuestro nombre, que incrementaréis vuestro deseo de estar conmigo, para ser mis propios hijos e hijas en el verdadero sentido que Jesús es, que vosotros pronto tendréis tal presencia en mi aura alrededor vuestro que podréis convertiros en el corazón abierto por el cual muchos podrán entrar.

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¡En el Inmaculado Corazón de María, yo confío!
La calle de doble vía de la confianza

[Este dictado de Orómasis y Diana fue dado el domingo, 7 de julio de 1991, durante la Conferencia “Libertad 1991” y publicado en Perlas de Sabiduría vol. 34, nº 44]

Así pues, permaneced en la longitud de la onda receptiva del Corazón Inmaculado de María. Descubrid el poder del mantra: “¡En el Corazón Inmaculado de María, yo confío! Os diré cuán bueno es este mantra. Por favor, tomad asiento.

Lo bueno de este mantra, amados, es lo siguiente: Surgen las dudas, vienen pensamientos como flechas negras en contra de la mente. Esto ha sido llamado “sugestión mental agresiva” y en verdad que es agresiva, ya que viene de las entrañas del infierno, además por vuestras propias entrañas, así como de la condición ácida de los mismos. Por tanto, conoced el cuerpo y las limpiezas de los yoguis en el Ganges. Conocedlo bien, amados. Hay una purificación con agua y fuego, sí, del aire mismo. Hay una limpieza del elemento tierra.

Así que, para continuar (con el tema) de la duda, el temor y tales sustancias: Cuando os habéis embarcado en un camino, cuando habéis establecido una matriz y habéis dicho: “Esto lo lograré y por esta matriz yo seré íntegro”, y más adelante vienen los caídos e intentan removeros de ese asiento de la visión de perfección e integridad; se burlan con esto y aquello, os distraen, os quitan la concentración y, de repente, os sentís un poco agobiados y (os escucháis a vosotros mismos decir: “Yo no estoy seguro, no estoy seguro”, en este momento es cuando debéis decir con toda la determinación de todas las proyecciones del error:

“¡En el Corazón Inmaculado de María, yo confío!”

Con este mantra, os decís a vosotros mismo: “Ciertamente he hecho lo que mi Señor ha requerido de mí este día. Diligentemente, he hecho todo lo posible para lograr este fin, propósito y este servicio. Por tanto, coloco en el corazón de Madre María todo lo que yo soy y todo lo que seré y todo lo que debo lograr”.

Pensad en aquellas cosas que sabéis debéis hacer. Pensad en quiénes sois y en lo que podéis ser para Dios en la Tierra. Pensad en estas cosas y cuán imposibles parecen ser. ¡Mientras más imposibles parezcan, amados, más factibles son! Esta es la verdad que debéis conocer. Y así, decid en vuestro corazón: “¡En el Corazón Inmaculado de María, yo confío!” Visualizad el corazón de Madre María como una esfera del tamaño del cosmos, inmaculado e inmaculadamente percibiendo vuestro plan divino.

No todo está perdido porque hayáis cometido un error. No todo está perdido porque hayáis tropezado, hayáis caído, hayáis divagado, hayáis retrocedido. Estas cosas son remediables cuando vuestro corazón está bien. Y cuando vuestro corazón está bien, vuestro arrepentimiento será suficientemente bueno para asistiros en no repetir los mismos errores una y otra vez.

Algunos de vosotros parecéis un robot oxidado al subir y bajar cinco pasos perpetuamente, subís cinco pasos, bajáis cinco pasos, subís cinco pasos, bajáis cinco pasos. ¿Os gustaría imaginaros haciendo esto todo el día. amados? [“¡No!”]
Bueno, a veces lo habéis hecho por meses y vidas enteras. ¡Con razón algunos ángeles se cansan y piden un descanso para ir al Sol Central!

Así, como veis, amados, debéis tener bastante arrepentimiento para parar todo este sin sentido humano. Hacedlo uno a uno, pieza por pieza y concentraos en ciertas áreas. Pero cuando tengáis la victoria y la visión de una parte particular de vosotros, entonces guardadlo. Mantenedlo y sostenedlo.

Sustentadlo con el mantra: “¡En el Corazón Inmaculado de María, yo confío!”

Esto significa:
He hecho mi parte. He hecho lo mejor. He dado los pasos humanos (necesarios). Ahora, no sé lo que ha de venir o adónde he de ir, pero sé una cosa: el fruto de mi labor vendrá a través del Corazón Inmaculado de María y yo confío en la geometría de ese Corazón, su integridad, su amor y cuidado de la Virgen Cósmica para mí personalmente, como un alma.
Por tanto, yo le digo a toda la fuerza siniestra, a todos los que representan la falsa jerarquía y la falsa jerarquía individual de impostores de mí mismo en el Sendero, esos magos negros que desean imitarme y negar mi Cristeidad, a vosotros y a todos y a Dios y todas las huestes del Señor yo proclamo en la Tierra en este día:

¡En el Corazón Inmaculado de María, yo confío!
¡En el Corazón Inmaculado de María, yo confío!
¡En el Corazón Inmaculado de María, yo confío!

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