Este es un extracto de un dictado dado por el maestro ascendido Jesucristo durante la conferencia, “LIBERTAD de 1991”. El dictado completo se publicó en la Perlas de Sabiduría, Vol. 34 No. 41.


Maestro ascendido Jesús el CristoMi corazón. Tu corazón. ¡Os amo!

Vengo a purificaros. Vengo a nutriros. Vengo a restauraros.

Vengo a ayudaros para que podáis responder a mi llamado, mediante el acorde sensible seré yo mismo en vosotros.

¡Oh recibidme este día! Yo, Jesús, estoy en la puerta de vuestro corazón y toco, incluso a la puerta de la cámara secreta de vuestro corazón.

Deseo entrar. ¿Me dejaríais entrar, mis amados?

Vengo silenciosa, suave y apaciblemente. No os sacudiré. Soy verdaderamente el Buen Médico y he venido a reparar tanto la casa como al que la ocupa.

Os pido que me aceptéis en los niveles más profundos de vuestro ser.

Si podéis hacer esto, amados, al desafiar las fuerzas de la oscuridad que han tomado su morada en los niveles inconscientes del ser, en el subconsciente, incluso en la conciencia y los niveles del cuerpo etérico; si podéis, aunque estéis ante mí como el cordero trasquilado, aunque desafiéis la fuerza del Anticristo que ha logrado entrar a muchas puertas desprotegidas de la conciencia, si podéis mantener esa voluntad y determinación, entraré verdaderamente.

Como os dije: “Ocupad hasta que venga”, así que os digo ahora, permitidme ocupar.

Porque debo tener vuestro consentimiento, vuestro beneplácito, amados, para entrar en cualquier parte secreta y sagrada de vuestro ser que hayáis mantenido más privada, compartimientos de vergüenza, gloria o desprecio propios.

Sean lo que sean, amados, os pido (porque vuestro libre albedrío debe tener su día) simplemente decid:

Oh Jesús, te invito a que entres en todo mi templo ahora. Por mi libre albedrío, por mi dominio divino, te doy la bienvenida. Y abandono todo lo demás, ¡mi Señor!

Que así sea. Está hecho y estoy entrando, amados.

Si dais este fíat regularmente, entonces cada vez que vuestro ser atraviesa los fuegos purificadores de mi corazón y sea purificado por las aguas de la Palabra que encarno, encontraráis una y otra vez la oportunidad de recibirme.

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