Este es un extracto de un dictado de Saint Germain dado el 10 de octubre de 1994 y publicado en las Perlas de Sabiduría vol. 37 nº 43.
He venido a buscar a mis luchadores por la libertad, aquellos que defienden la libertad y no ceden cuando las libertades están en peligro.
Benditos, esta nación tiene grandes libertades. Aseguraos de que no seáis víctimas de los tiranos, que no temáis esa confrontación, que no os acobardéis y digáis: “Bueno, ¿y qué? No necesito este o aquel privilegio o libertad o derecho”.
Bueno, amados, no podéis vivir sin vuestros derechos, pues la libertad, amados, es el propio núcleo de la victoria, es el puro núcleo de la vida, es el mismo núcleo del alma que se eleva en la llama de la liberación.
Por lo tanto, os digo a todos por igual:
¿Quién vendrá conmigo como luchadores por la libertad?…
Consideremos defender el derecho del individuo de conocer la verdad no adulterada del Sendero y de las Enseñanzas de los Maestros Ascendidos.
Si hacéis este el reto que lleváis a cabo y la libertad que defendéis, pensad en lo que tendréis que hacer. Tendréis que lidiar con todo aquello que ha sido publicado en la prensa desde que los Maestros Ascendidos han cruzado el velo a través de los primeros Mensajeros, incluso desde Blavatsky. Ha pasado más de un siglo ahora que la prensa ha denigrado de las actividades de los Maestros Ascendidos, sus mensajeros y sus estudiantes —y no solamente la prensa sino que otras organizaciones religiosas fanáticas que no están dispuestas a abrir el camino para la libertad de culto, excepto su propia libertad.
Benditos corazones, entended que para defender la libertad debéis de desafiar las usurpaciones a la causa particular de la libertad que ahora defendéis. Digo esto, amados, pues la llama violeta es capaz, la llama violeta es capaz de consumir la causa, efecto, registro y memoria de todos los asaltantes y de todo lo que se ha arrojado como calumnias en contra de aquellos que han representado a la Gran Hermandad Blanca. En cada esquina veis los derechos de lo que defienden la verdad y que están siendo desafiados.
Digo, amados, con un corazón abierto, un corazón amoroso, un corazón compasivo que viene incluso del corazón de Maitreya, hablad gentil, tiernamente y amorosamente y hablad de aquellas cosas sobre las cuales estáis de acuerdo con otros. Pero venid al lugar, amados, donde estáis dispuestos a defender, como un luchador de la libertad incluso como los maravillosos santos han salido a pelear las batallas de este siglo y muchos siglos pasados y han ofrecido sus vidas por el honor, la libertad y la defensa de sus naciones y sus causas.
Entended, amados, que tenéis una causa y habéis deliberado y habéis decidido empezar a dar vuestras contribuciones para que la Mensajera se vea por el satélite. Benditos corazones, decretad, decretad por la posición apropiada para presentar estas enseñanzas, decretad por todos los aspectos de la presentación de este mensaje al mundo. Y recordad, que todos y cada uno de vosotros es un patriota de Saint Germain, es un luchador de la libertad y es uno quien lleva el mensaje y transmite el mensaje por el Espíritu Santo.
Estoy contento en ver cómo la luz se expande, la luz que se refleja en la misma piel de vuestro ser, en vuestra cara y en vuestro corazón. Si aquellos de vosotros que no tenéis esa presencia brillante quisierais tener esa presencia brillante, entonces digo, intensificad, intensificad, intensificad la llama trina en vuestro corazón. Pues es vuestra Realidad Divina. Es vuestra identidad personal esencial.
Cuando os preguntáis quiénes sois y qué camino seguir, este o aquel, recordad que sois la encarnación de la Trinidad de Dios. Y en la manifestación de esa Trinidad, tenéis identidad, tenéis el poder, sabiduría y el amor para traer lo que sea que es la manifestación creativa de vuestra meta.
En esta era, amados, debemos asegurarnos de la protección de los derechos de todas las personas en todas las naciones. Se ha proclamado el estereotipo de que Estados Unidos no debería ser la policía del mundo. Bueno, esta idea tiene un poco de mérito, pero no tiene el mérito total. Y es una desgracia, amados, la desprotección de Bosnia, Sarajevo, y de aquellas personas valientes que han tomado sus puestos y aun así, las naciones occidentales les prohíben armarse por quienes no lo permiten y por lo tanto, son masacrados día tras día, tras día. Y lo niños son heridos y los niños son destrozados y se les arrancan sus miembros.
¡Estas cosas no deben ocurrir! Y hemos discutido esto antes en nuestros dictados, sin embargo, estas personas no son libres y no tienen los defensores en el Occidente que deberían tener.
¡Por lo tanto, luchadores por la libertad, venid! Avancemos en la octava etérica con los santos y los arcángeles y sus legiones de Luz y defendamos la causa de todos aquellos en la Tierra que se defienden así mismos en contra de los tiranos.
Hemos ganado esta victoria en los Estados Unidos. Debemos mantener esa victoria. Y debemos ganar y mantenerla en todas las naciones, porque la libertad de culto y cada una de las cuatro libertadas sagradas se deben proteger. Incluso la libertad de prensa, que tan abusada está, amados. La prensa es libre y más libre y aun así las mentiras se dicen. Y todo esfuerzo para deshacer esas mentiras se enfrenta con ataques de condenación. Y de nada vale amados, que nos demos golpes con la pared, como dice el dicho, ya que sabemos quién controla las cortes del mundo y quién controla los medios de comunicación.
Por tanto, llevamos nuestro caso a las octavas superiores otra vez. Y marchamos con las legiones de Luz del Dios Mercurio. Y hacemos nuestras novenas y llamamos a Ciclópea y demandamos que se conozca la verdad. Y llamamos a Justinius, Capitán de las Bandas Seráficas, y a todos sus serafines para traer a los Guardianes de la Llama a los pies de su propia poderosa Presencia YO SOY para que sepan que YO, Saint Germain, los he patrocinado para la victoria de la ascensión en esta vida.
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Para sentirse inspirados por la lectura de toda la Perla ¡El mundo entero os espera! El papel del Luchador de la Libertad por Saint Germain (en inglés), por favor, revise el vol. 37 nº 43 del Amado Saint Germain, del 23 de octubre de 1994.