Chohán del Cuarto Rayo

Maestro Ascendido Serapis BeySerapis Bey es el chohán del cuarto rayo, jerarca del Templo de la Ascensión, en Lúxor, y el decimotercer miembro del Consejo de Adeptos del Templo de la Ascensión. También es conocido como Serapis Soleil, Serapis del Sol.

El cuarto rayo es la llama de la ascensión, la luz blanca de la Madre en el chakra de la base de la columna.

De esa luz blanca surge la arquitectura, los principios de las matemáticas, los cimientos de la construcción del templo de la Materia y la pirámide del Yo. Ante la presencia de Serapis, uno conoce una concepción completamente distinta de lo que llamamos el Cristo, la persona real en todos nosotros.

Conocido como el Gran Disciplinario, Serapis llegó desde Venus con el Anciano de Días para volver a encender el fuego sagrado en el corazón de una humanidad rebelde. Su gran entusiasmo por recuperar a los hijos del hombre como reyes y sacerdotes para Dios se hinchó y se elevó como una llama de voluntad, determinación y disciplina férrea.

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Serapis fue un sacerdote del Templo de la Ascensión de la Atlántida. Como guardián de la llama de la ascensión, llevó la llama por el río Nilo salvaguardándola hasta Lúxor, justo antes de que se hundiera la Atlántida.

Serapis Bey continuó reencarnando en la tierra del Nilo, renunciando a su propia ascensión hasta aproximadamente 400 a.C. Durante esas vidas llegó a ser el patrocinador de algunas de las proezas arquitectónicas más importantes que jamás se han producido en la Tierra.

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Serapis fue el arquitecto de la Gran Pirámide y El Morya fue el maestro constructor. La Gran Pirámide es la talla en piedra del registro del sendero de iniciación por el que el alma, comenzando en la Materia, la base de la pirámide, los cuatro lados, se eleva desde el centro de la pirámide hasta la cúspide. La elevación de esa llama es la meditación sobre la luz blanca que viaja en el cuerpo físico desde la base de la columna hasta la coronilla.

Serapis Bey jugó un papel esencial en el impulso y la dirección inicial de los empeños de la Hermandad durante el siglo xix. Entre las primeras cartas de los adeptos y maestros dirigidas a los fundadores de la Sociedad Teosófica, se encuentran las de Serapis Bey y la Hermandad de Lúxor.

Serapis se encargó personalmente de la dirección y el discipulado de la amanuense Helena Blavatsky y el Coronel Henry Steel Olcott, que era cofundador y presidente de la Sociedad Teosófica. Durante los seis meses anteriores a la formación de la sociedad, en 1875, Serapis envió muchas cartas de ánimo e instrucción al Coronel Olcott. Las cartas estaban escritas en su mayoría sobre gruesos pergaminos verdes con tinta dorada, firmadas a mano por Serapis, y tenían inscrito un símbolo esotérico de la Hermandad de Lúxor. Las cartas dirigidas al Coronel Olcott se caracterizan por contener constantemente la exhortación de Serapis, «inténtalo». El maestro Serapis destacó la necesidad de tener valor e intrepidez, los mismos rasgos fuertes que él exteriorizó como Leónidas.

El maestro ascendido Serapis Bey ocupa actualmente un puesto muy importante entre los siete chohanes. El cuarto rayo es el punto medio entre tres rayos por un lado y tres por el otro. La figura central, el cuarto rayo, es clave porque es la fusión de la luz blanca y el nexo del flujo de la energía en forma de ocho. Ese punto de la llama de la Madre siempre está encarnado en el gurú en Oriente y en Occidente, la persona de la Madre en
Sanat Kumara que se mueve en nosotros y a través de nosotros gracias a esa luz blanca.

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Serapis Bey, chohán de la llama de la ascensión y jerarca del Templo de la Ascensión en Lúxor (Egipto), nos habla a cada uno de nosotros:

«Creáis vuestro futuro, igual que creasteis vuestro presente. Si no os gusta, Dios ha provisto una manera de cambiarlo y esa manera es mediante la aceptación de las corrientes de la llama de la ascensión».

Giuseppe Verdi captó la música de la ascensión en la «Marcha triunfal», de Aída. La nota clave del Templo de la Ascensión es «Liebestraum», de Franz Liszt, y la radiación de la Presencia Electrónica de Serapis Bey y su llama gemela se derrama con el aria «Celeste Aída».


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Este artículo está tomado de fragmentos del Los Maestros y Sus Retiros Volumen 2.

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