love God with all thy mind

Esta es la parte 3 de 5 partes, de un sermón sobre el Libro de Marcos, 12:28-34 dado por la Mensajera Elizabeth Clare Prophet el Día de Ramos del 15 de abril de 1984, en Cámelot. Está publicado en las Perlas de Sabiduría vol. 27 nº 23 del 28 de mayo de 1984.

Amarás al Señor tu Dios con toda nuestra mente

El Gran Mandamiento nos enseña cuánto esfuerzo, cuánta fortaleza necesitamos atraer de Dios para amarle, primero con todo nuestro corazón, después con toda nuestra alma, y luego con toda nuestra mente.

Ahora bien, este sendero de llenar la mente con Dios lo podemos ver en el sendero de los Budistas que se esfuerzan por aquietar las emociones y lograr la ecuanimidad de la mente en unión con la Mente de Dios. Toda tu mente significa que uno debe simplemente (y digo simplemente) pasar por alto a la mente carnal y al ego y hacer el llamado para que la mente que estaba en Jesucristo entre al templo de uno.

En el principio amamos a Dios con la mente que tenemos: el intelecto, el cuerpo mental. Éste se convierte en el cáliz lleno y derramándose con el amor a Dios. Pronto ya no puede contener el amor. Y el amor que damos con la capacidad que tenemos, se vuelve el imán para que esa capacidad sea completamente transcendida, y para su reemplazo por la Mente de Dios.

La Mente de Dios que estaba en Cristo Jesús vino a él a través de siglos de reencarnaciones. El desarrollo de esa conciencia Divina se realiza día tras día si ustedes sostienen con firmeza lo que han recibido de la Mente de Dios y lo retienen, y no permiten que nadie se apodere de su chacra de la coronilla.

Descubrirán que la Mente de Dios es acumulativa. Mediante el amor constante, poniendo toda la atención de ustedes hasta el cien por ciento en la Presencia YO SOY, entrarán en esa conciencia de Dios y Jesús les dirá: No estás lejos del reino de Dios (la conciencia de Dios).

Aquél que recibió esas palabras había meditado mucho tiempo en el principio que Jesús estaba enseñando. Sabía que era cierto, que él no lo inventó de pronto; pues estos mandamientos habían sido dados mucho, mucho tiempo antes de que Jesús viniera. Jesús afirmó el cumplimiento de la ley de los profetas en este Gran Mandamiento.

Así pues; la atención en la Presencia YO SOY. ¿Cómo son ustedes totalmente prácticos en su trabajo diario y programan, y mantienen la atención de su mente en la Poderosa Presencia YO SOY? Bien: es como hacer una compartimientalización. La mente es una extenso espacio que ustedes tienen. Es una conciencia. También es un conocimiento consciente. Se extiende más allá de ustedes. Percibe y siente el mundo. Pueden sentir una ciudad cuando ésta lamenta la muerte de un héroe. Pueden sentir cuando una nación está jubilosa. Su mente percibe; y también tiene el don del conocimiento anticipado de los eventos.

Una porción de esta mente, pues es infinita, puede estar siempre fija en la Presencia YO SOY mientras el vehículo inferior del cuerpo mental tiene la capacidad de tomar dominio completo de eso que están atendiendo. Hay siempre una parte de ustedes (si uno pudiera describirla, está centrada de alguna manera en la parte posterior de la cabeza) que mantiene la conciencia de ser uno con Dios.

Esto tiene que ver con el fuego kundalini elevado, que ustedes elevan desde el chacra de la base de la columna hasta el de la coronilla y lo mantienen focalizado en el tercer ojo.

Es una intensidad de luz que constituye una presencia viva. Y pueden sentir la Presencia YO SOY en su interior, comunicarse íntimamente con esa Presencia, y conservar su atención en ella como el más responsable y efectivo hijo o hija de Dios en las cosas del Espíritu y en las cosas de la Materia: siendo prácticos y cuidando a conciencia los detalles, no soñadores ni siempre en las nubes o en el reino psíquico; no descuidados; y nunca carentes de amor. La unión con Dios a través del corazón, del alma y de la mente los transforma en un cáliz derramándose que los capacita para dar a quienes les rodean el mismo amor que le están dando a Dios.

El regalo más grande de este mandamiento es que Dios se vuelve vuestra naturaleza, y consecuentemente ya no lidian con las criaturas semejantes a ustedes como si ellos fueran algo aparte de Él o bajos o pecaminosos, sino que se relacionan con ellos como almas de Dios que deben ser traídos al centro de la unión y cuya causa debe ser defendida, como almas por las cuales se debe pelear y vivir por ellas, curarlas, y que finalmente deben ser elevadas igual como uno desea levantar a un niño en sus brazos.

Cuando al relacionarse entre ustedes se consideran uno al otro como la naturaleza de Dios, demuestran que han hecho contacto con Él y demuestran que están canalizando éxitosamente su energía a través del chacra del corazón, del chacra del alma, y a través de la mente que entonces se concentra en los chacras de la coronilla y del tercer ojo. Este mandamiento involucra necesariamente cuatro de los chacras. Para mantener cualquier conciencia de Dios en el chacra de la coronilla o del tercer ojo, deben haber elevado el fuego del chacra de la base de la columna; de ese modo, su obediencia al Gran Mandamiento incluye también esa luz de la Madre y esa llama de la Madre.

La conciencia focalizada en el cuerpo físico debe ser focalizada mediante los siete chacras. Si desperdician la energía en conversación ociosa, en hábitos incoherentes, o en tiempo y tareas desorganizados, descubren que están derrochando enormes cantidades de luz que los uniría a la fuente misma de Dios y les mostraría rápidamente cuánto anhela Dios tenerlos en Casa, pues Dios se vuelve parte importantísima de la forma como piensan y como aman y de la forma como su alma vibra.

Cuando aman a Dios se vuelven como Dios, y ni siquiera son conscientes de ese hecho porque ya no hay separación entre ustedes y Dios para estar conscientes de que ustedes mismos son como Él. Simplemente son de Él y están en Él; son de la naturaleza de Él. En Él vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser, pues somos también Su descendencia. Sus descendientes son como Él; son creados de Él.

Cuando perciben en ustedes una vibración diferente a Dios, pueden estar seguros de que de alguna manera han permitido que su energía se vierta en otro canal. Y esto ha creado un hábito de moméntum poderoso que está próximo a voltearlos en la dirección contraria. Pero como el alma es sabia, el deseo está firme, la voluntad de ir al Hogar ha sido planeada, retiran esa energía de ese canal y la dan a Dios. Por un momento parece doloroso. Parece como si hubieran perdido algo que querían (algún placer, o esto o aquello). Pero esa fuerza impulsora es recanalizada hacia Dios; olvidan su forma anterior de pensar; ya no es nada, es como una ilusión, como el maya. Y la energía regresa a Dios, y su alma queda guardada en ese río.

Dios les envía a ustedes un río de vida y ustedes le envían a Él de regreso un río de vida. Y muy pronto van a ser el Buda en la panguita remando en su camino de regreso a Dios, pues han enviado hasta Él la energía delante de ustedes.

Dios les ha dado toda la energía que necesitan para regresar a Él. Necesitan crear el río para poder navegar hacia el Hogar hacia Dios.

Cada día tienen la suficiente energía de Dios. Si deciden regresársela toda a Él pueden regresar a Su corazón en una poderosa celebración de comunión, de samadhi, de entrar en él.

Descubren que cuando ponen su cuerpo a descansar por la noche, si han dirigido su energía a Dios, tienen un canal libre hacia las octavas etéricas superiores. Los Instructores Mundiales les reciben en el Retiro del Royal Teton. Van allá y se les da el misterio preciso, la enseñanza precisa, el secreto preciso que necesitan: sobre algo que los está impulsando hacia atrás, sobre algo que deben vencer; un registro kármico. Ustedes, a niveles internos, lo resuelven por completo. Y ya que durante el día están dedicados a este amor a Dios, los Maestros pueden traer a su vida a alguien, alguna situación, algún reto, y ustedes pueden enfrentarlo con excelencia, con destreza, igual como un corredor entrenado, así como alguien que va a ir a los Juegos Olímpicos sabiendo que será el triunfador. Están preparados y esperando a los que necesitan su amor. Y conforme lo dan están construyendo esta poderosa escalera en espiral de regreso al corazón de Dios.

Con frecuencia las personas actúan como si fueran tomadas por sorpresa. Se alteran porque se presenta alguna calamidad, algún nuevo reto, una nueva instrucción. De repente tienen que detener todo y hacer alguna otra cosa. Y permiten que eso los altere por completo en lugar de decirse: “¿Esto viene a mí de mi Presencia YO SOY, de los Instructores Mundiales, de mi Ser Crístico?; ¿o es una distracción de la fuerza siniestra para desviar mi alma del Sendero?”

La experiencia les enseñará sintonía y vibración, pero nunca sean atrapados fuera de guardia. Sanen con amor todo lo que viene a ustedes. Yendo a Dios y viniendo Él a ustedes, estén tan preparados con ese amor que tienen, que viertan ese amor en el extraño en su puerta: el amigo, el enemigo, el conocido, el desconocido. Y el Amor mismo resuelve toda ecuación que pueda estar tocando a su puerta.

El Amor mismo es la inteligencia que discierne. El Amor es vuestro Ser Crístico que se hará cargo de aquello que es intriga o traición u oscuridad o mala intención. Cuando tienen todo su ser centrado en Dios, Dios los protege y no necesitan volverse psíquicos ni brujos para prever cada acción de esas cosas que son irreales en todo lo que hay alrededor de ustedes.

Continúa en la Parte 4, Con toda nuestra fuerza

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